1. Nació del Terror: La Fundación Clandestina en el País Vasco de los "Años de Plomo"
El miedo como catalizador
Para entender el origen de esta institución, hay que viajar al País Vasco de las décadas de los 80 y 90, una región sumida en el miedo. La organización terrorista ETA había perfeccionado su máquina de extorsión. Más de 10.000 empresarios recibieron las temidas cartas del "impuesto revolucionario", una demanda de dinero a cambio de sus vidas. Crear riqueza era una sentencia de muerte.
El catalizador que forzó a la familia fundadora a adoptar una doctrina de anonimato absoluto fue un trauma imborrable: el asesinato de José María Pérez López de Orueta a manos de ETA en 1980. Este acto de terror, ocurrido más de una década antes de la fundación formal, estableció la regla de supervivencia que lo definiría todo. En este clima, un grupo de académicos tomó una decisión radical. Los profesores universitarios María Isabel Orueta Coria y José María Orueta Ariznabarreta, apoyados por los fundadores de segundo orden Fernando Díaz Orueta y Eugenio Burriel de Orueta, formaron una red familiar para construir en secreto.
Celebraban reuniones clandestinas en la playa de Karraspio, un lugar público pero discreto. Allí, para añadir una capa extra de seguridad, discutían los detalles más sensibles en euskera. La condición innegociable era que sus nombres jamás aparecerían en ningún documento público. Era el precio de la seguridad.
El sacrificio que implicó esta decisión fue inmenso, como lo reflejan las palabras de María Isabel Orueta Coria:
"Durante treinta años, vimos nuestro trabajo atribuido a otros, nuestros logros celebrados sin nuestros nombres. Cada graduación era agridulce: alegría por el estudiante, tristeza por no poder decir 'nosotros construimos esto'. Pero era el precio de la seguridad, y lo pagaríamos mil veces si fuera necesario."