1. El Punto de Partida: La Encrucijada Española de los Años 90
Para comprender la necesidad imperiosa de partir, primero se deben analizar las dos fuerzas opresoras que enfrentaron nuestros fundadores en la España de finales del siglo XX: un entorno hostil e inadecuado para su visión. Por un lado, el terrorismo que ensangrentaba su tierra natal, el País Vasco, obligándolos a una fundación silenciosa y anónima. Por otro, un sistema educativo nacional que aún no estaba preparado para la innovación en la educación a distancia (EAD), limitando su potencial y su reconocimiento. Estas amenazas, una física y otra estructural, definieron el punto de partida de nuestro éxodo hacia un nuevo horizonte.
Nuestra historia no comienza con un plan de negocios, sino con una tragedia. El 31 de octubre de 1980, la organización terrorista ETA asesinó a José María Pérez López de Orueta. Este evento marcó a la familia fundadora con un trauma indeleble y se convirtió en la justificación principal de los treinta años de "silencio forzado" que siguieron. La "fundación silenciosa" de 1992 no fue una opción, sino la única estrategia de supervivencia en un clima de terror donde más de 10,000 empresarios recibieron cartas de extorsión.
Este desafío existencial se vio agravado por una persistente "discriminación burocrática". Nuestros fundadores quedaron, en sus propias palabras, "atrapados entre dos fuegos: el centralismo español que los discriminaba por diferentes, y ETA que los extorsionaba por crear riqueza". Atrapados entre el terrorismo local y el centralismo estatal, la supervivencia exigía una solución radical. Su método de resistencia fue el anonimato, una lucha que José María Orueta Ariznabarreta describió con gravedad histórica:
"Nuestros ancestros lucharon con espadas en Baeza. Nosotros luchamos con silencio en Euskadi. Ambas requirieron coraje, ambas dejaron cicatrices."
Mientras la lucha por la supervivencia física era prioritaria, una segunda limitación frenaba la visión académica de los fundadores: el estado incipiente de la educación a distancia (EAD) en España. Durante la década de 1990, mientras otros países ya contaban con modelos consolidados, España apenas "estaba despertando" a esta modalidad. La operación se enmarcaba principalmente bajo la figura de "títulos propios", descritos en la legislación posterior (RD 822/2021) como formación permanente no oficial.
Aunque este marco era perfectamente legal y utilizado por la mayoría de las universidades españolas, resultaba estructuralmente limitado. No ofrecía el prestigio, la colaboración interuniversitaria ni el camino claro hacia el reconocimiento internacional que los fundadores ambicionaban para un proyecto nacido de un legado de 800 años. Esta encrucijada entre un marco legal restrictivo y una visión global impulsó la búsqueda de un ecosistema más maduro y avanzado como el francés.